Para muchas personas, es inobjetable que nuestro actual crecimiento reposa sobre la exportación de nuestras materias primas que se escondieron en la cordillera de los Andes desde la formación de la Tierra. Sin embargo, es necesario ver por separado el crecimiento económico y el crecimiento de las exportaciones mineras para tener una idea de la sostenibilidad de su explotación, alejarnos para comprender el panorama de nuestro futuro, y saber sin verdades a medias, si el camino elegido nos llevará algún día a tener una sociedad desarrollada.
¿Cuánto durará el "milagro" peruano? ¿Cuándo se agotarán nuestras reservas al ritmo actual de explotación? ¿Y luego qué? ¿Es cierto que si no explotamos minerales nos oponemos al desarrollo y actuamos como el "Perro del Hortelano"? ¿Es cierto que los empresarios mineros del mundo se espantarían si se les pide que paguen un porcentaje adicional cuando comienzan a ganar muchas veces más de lo previsto? Veamos lo que pasa en otros lados para comprenderlo (a muchos les gusta citar a Brasil, Rusia, India y China (BRIC) como modelos de crecimiento sostenido, cuando es conveniente claro).
En la India, el gobierno acaba de imponer restricciones verdes a los industriales (1) a nombre de la protección del medio ambiente y de las poblaciones locales, e incluso anular sin dudarlo proyectos industriales si no cumplen con estas medidas. Uno de los ejemplos es el cierre de una fundición de cobre del gigante minero inglés Vedanta, por no controlar las emisiones en el aire y en el agua (sin llegar a los límites de La Oroya). Un mes antes el Ministerio del Medio Ambiente de la India le canceló a Vedanta la licencia para comenzar a explotar una mina de bauxita en tierras consideradas sagradas por las tribus Dongria Kondh que viven allí (diferente a lo que se ve en nuestro país con las explotaciones petroleras, o con la desaparición de Cerro de Pasco, su historia y sus futuros huérfanos y apátridas).
Otro dato revelador en la realidad hindú es que allá tampoco existe el chorreo minero, según el Centro por la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE por sus siglas en inglés), más de la mitad de los distritos de mayor explotación minera se encuentran entre los más pobres en indicadores sociales (no es coincidencia la situación de Cajamarca, Ancash, Huancavelica, Cusco).
Los hindúes han empezado a comprender que el PBI de un país no es sólo el económico, los proyectos deben permitir crecer el "PBI ambiental y social" de la región para que eso sea durable. Están aprendiendo a no tener miedo en bloquear proyectos genéticos o en cerrar canteras de minerales si eso no satisface a la sociedad, y es que negociar pensando en el futuro es hacerlo con serenidad, sin creer que nuestra riqueza sólo vale hoy. La demanda por las reservas minerales seguirán creciendo vorazmente, es lógico pensar que los países emergentes no se pararán mañana, y los empresarios mineros siempre buscarán el país que cobre menos externalidades (la externalidad es todo aquello que no está incluido en el costo de inversión y su valor económico es absorbido por la sociedad o el medio que rodea al proyecto, como la contaminación del agua o el aire, la modificación de los paisajes, el agotamiento de recursos, la pérdida de biodiversidad, la desaparición cultural, la colonización, la formación de empleo de valor agregado).
El Perú no debería ser el mendigo que mira cómo se llevan su banco de oro, sin dejarle nada. No debe avergonzarse de negociar impuestos a la sobreganancia, los mineros no tendrían una pizca de rubor para renegociar sus condiciones si les va mal, (han llegado a presionar para negociar las condiciones ambientales, como el caso del PAMA de La Oroya).
De qué sirven nuestros recursos mineros, un extraño orgullo de ser los "primeros" explotadores de tal o tal mineral, de ser los primeros en agotar nuestras reservas creyendo que son infinitas. En algunos países, los sectores estratégicos tienen una presencia significativa del Estado, se sabe que las empresas públicas no son tan flexibles y ágiles (por lo menos la mayoría de ellas no lo ha sido en el Perú), sin embargo eso no debe exluir participar en estos sectores clave. Los gobiernos de los estados europeos, del Japón y de los Estados Unidos, tienen acciones y posiciones fuertes en la industria del automóvil, en las armas o en la farmacia, porque ello le asegura el trabajo para su masa salarial. La participación del Estado en la minería en forma accionaria ayudaría a velar por los intereses de la sociedad, y conservaría la agilidad de la empresa privada, y el país dejaría de ser el tonto útil o el tonto bueno.
La minería debe pensarse con justicia, con "justicia para todos" y no sólo con la "justicia" para el empresario minero. La minería en nuestro país debe responder a un objetivo común, que la clase media crezca y disminuya la clase menos favorecida, ésa es la respuesta a buscar, ése es el reto.
(1) Fuente principal: L'Inde impose aux industriels d'être plus "verts". Le Monde, le 1er octobre 2010
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