El fenómeno
inverso, la desintegración territorial, constituye una disfuncionalidad de la
interacción global de cada zona urbana de Lima. Esto se plasma en la división de
ciertas zonas de la urbe según las funcionalidades ejercidas a lo largo del
siglo pasado, sin que exista una coexistencia armónica y simbiótica de dichas
funciones. Esta anomalía apareció producto de la explosión demográfica a partir
de los años 40 (migración y crecimiento poblacional) y el nulo respecto por el
plan general de crecimiento urbano. El efecto más generalizado de la
desintegración territorial es la dispersión caótica de los centros
industriales, de los centros logísticos, de las agencias gubernamentales, de
los centros financieros y de las habitaciones de la población (se forman
naturalmente las ciudades dormitorio).
En medio del caos
urbano, se pueden distinguir los conos « urbanos » (cono norte, cono
este y cono sur) que concentran el 62% de las viviendas de Lima en el 2004, sin
embargo las entidades públicas y privadas están concentradas en la zona central
de la ciudad, denominadas “Lima Centro Histórico” y “Lima Moderna” (76% de las
agencias bancarias, 77% de las empresas privadas y 90% de las instituciones
públicas[2].
Fig. 1. Distribución
de entidades públicas y privadas, y población de Lima. Elaboración propia sobre
datos de Apoyo, fuente de la referencia (2)
Como si fuera
poco el alcance de esta disfunción territorial, otros fenómenos de segregación
y estratificación de la ciudad se observan a lo largo de Lima. Las plumas
levadizas y las rejas batientes son los principales mobiliarios urbanos
agregados por los ciudadanos en busca de aumentar los niveles de seguridad del
barrio. Sin embargo, estos obstáculos se han convertido en verdaderos trampas
para la libre circulación, tanto para los vehículos motorizados como para el
tránsito a pie o en bicicleta, teniendo como efecto directo la disminución de
la velocidad de tránsito. Las rejas y plumas bloquean las calles incluso en
situaciones de emergencia y aumenta la siniestralidad de las viviendas.
Fig. 2. Rejas en
Miraflores. Inclusive si permanece abierta, las rejas reducen el ancho de la
vía de circulación. Foto: Andina.
La ordenanza 690
Muchas veces estas rejas se han
colocado sin ninguna autorización municipal. Y para legalizar el acto, la
Municipalidad de Lima regulariza el uso de elementos de seguridad en las calles
en situaciones “sólo por la necesidad de protección de la población contra la
existencia de riesgo fehaciente que pone en peligro la seguridad de la persona
y de su propiedad”[3]. Según
Aspec, en Lima existen más de 1200 rejas y plumas, de las cuales, el 93% no
cuentan con las exigencias mínimas de la mencionada ordenanza 690[4].
En el documento se hace referencia a
la temporalidad de la medida, en tanto las condiciones de riesgo a la seguridad
ciudadana existan. Para instalar los elementos de bloqueo basta con mostrar un
acuerdo del 80% de los vecinos conductores que quedan circunscritos en el área
bloqueada. Además se precisa que los accesos peatonales deben quedar
permanentemente abiertos, ahí donde una reja esté cerrada debe existir un
vigilante a tiempo completo que autorizará el libre tránsito a sola demanda de
cualquier persona, y no podrá exigir identificaciones ni condiciones para
transitar. Sin vigilante -precisa la norma- las rejas y plumas deben quedar completamente
abiertas.
Con esta medida la Municipalidad
renuncia a su rol de administrador de servicio y planificador de una ciudad que
necesita de medidas que integren las funciones; y evitar que se creen islas
urbanas con un tránsito peatonal y vehicular interno limitados. Esta norma
atomiza y provoca el caos en el paisaje urbano, y torna imprevisible la red de
tránsito.
Fig. 3. Una reja
bloquea completamente una calle durante el día en el distrito de La Molina. No
se observa automatización ni vigilancia permanente. Foto: ASPEC.
La ordenanza 690 también precisa que
no se pueden colocar rejas a las vías expresas, nacionales, arteriales o
colectoras, que aunque pueda sonar sarcástico, ha sido mejor que se indique
esto con claridad para evitar mayor enrejamiento en una ciudad que se enjaula a
sí misma.
[1]
Wikipedia, definición de la palabra gentrificación. http://es.wikipedia.org/wiki/Gentrificaci%C3%B3n
[2]
Informe publicado en el diario El Comercio. Citado por Daniel Ramirez Corso. “Transformación
metropolitana y exclusión urbana en Lima, del desborde popular a la ciudad
fractal”.
[3]
Municipalidad Metropolitana de Lima, Ordenanza 690 que regula el uso de
elementos de seguridad resguardando el derecho a la vida, integridad física,
libre tránsito y propiedad privada, del 9 de setiembre del 2004.
[4]
ASPEC: ASPEC Alerta: Más de mil rejas en Lima la convierten en trampa mortal.
Más del 90% de ellas no son autorizadas ni supervisadas. Peligrosa Situación de
Vecinos que viven encerrados. www.aspec.org.pe
1 comentario:
Se ve feo que la calles este cerradas con rejas en donde se ha visto eso
En que parte del mundo se ha visto eso en ninguna parte se ha visto eso,
Esta bien que los vecinos quieran protegerse de la Delincuencia pero con cerrar las calles no van a estar protegidos de la delincuencia..ahora no sólo ponen rejas ahora están poniendo un muro de cemento donde se ha visto eso se ve horrible...
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