La capacidad de las vías está relacionada con la geometría, las condiciones de tráfico, y el comportamiento humano (peatón y conductores). Esta capacidad puede ser simulada, además, a partir de las observaciones directas en campo, y se pueden realizar aproximaciones matemáticas y numéricas para predecir el comportamiento. Existen diferentes variables que se interrelacionan (geometría, vehículos) y otras que son observables (velocidad media, densidad, flujo), y entre éstas se relacionan e impactan en la capacidad total de flujo vehicular. También se consideran los aspectos complementarios que pueden mejorar la gestión del tráfico, como la reducción de la demanda vehicular a través del fomento del transporte público y de los modos suaves, la implementación de políticas de uso adecuado del suelo, la educación vial, los sistemas inteligentes de transporte (ITS por sus siglas en inglés), entre otros.
La capacidad de las vías puede modelarse a
partir de sus condiciones geométricas (anchos, número de vías, ubicación de
semáforos, etc.), sin embargo, el flujo debe correlacionarse con las
observaciones directas. Los flujos reales muestran variabilidad, que puede ser
incorporado como factores de ajuste para mejorar las predicciones.
Figura 1
Modelamiento de la capacidad de la vía
Esta capacidad modelada constituye un activo,
dado que es el parámetro que representa la función principal de la
infraestructura. Esta capacidad de las vías puede afectarse principalmente por comportamientos
inapropiados de conductores y peatones debido a la falta de control de vías.
Uno de los aspectos que tienen mayor impacto es la subutilización de las vías
como aparcamiento libre. A través de vuelos no tripulados (drones) se pueden
observar algunas condiciones de tráfico y la falta de fiscalización sobre malas
prácticas en el uso de la infraestructura vial. En la siguiente imagen tomada en
una zona comercial, se puede observar que algunos carriles se usan como zonas
de estacionamiento no autorizado, una segunda línea se usa como estacionamiento
temporal para el recojo de pasajeros, y sólo se deja una tercera línea para la
circulación de vehículos. Esto constituye una disminución de 2/3 de la
capacidad original de la vía, así como la reducción de la velocidad en la vía
libre.
Figura 2
Se observa la subutilización del primer carril como zona de estacionamiento,
y la segunda vía como parada de vehículos de carga y pasajeros
De otro lado, las maniobras que realizan los conductores
pueden generar una reducción de la capacidad vial. Al ser repentinas, las
maniobras pueden alterar la velocidad media, y reducir la densidad vehicular,
lo cual impacta directamente en la capacidad vehicular de cada carril. En las
imágenes se pueden observar el tránsito de vehículos entre dos carriles, lo
cual disminuye la capacidad total de la vía. En un primer caso, se observa que
el vehículo viaja por la línea de división de carriles, lo cual le facilita el
proceso de adelantamiento, pero tiene impacto en la velocidad de los demás
vehículos. En el segundo caso, se observa que la misma acción es llevada a cabo
por un conductor de una unidad de transporte público.
Figura 3
Tránsito
sobre la vía Panamericana Norte. Se observan las maniobras y el tránsito sobre
la señalización intermedia de dos vías, lo que reduce la capacidad vial.
Conclusiones
y Recomendaciones:
- Existen diversos factores que reducen de la capacidad vial, muchos de ellos están relacionados directamente con el comportamiento de los conductores, tanto en la zona de estacionamiento como durante el desplazamiento.
- Se recomienda monitorear las condiciones de estacionamiento de vehículos, así como los puntos de carga/descarga de mercancía, así como la subida y bajada de pasajeros de transporte público.
- Se recomienda monitorear la conducción y las maniobras en vías de alta capacidad, debido al impacto de las maniobras en la reducción de la capacidad y flujo de vehículos. Esto se puede realizar con la implementación obligatoria de rastreadores de posición de los vehículos de servicio público.
- Se recomienda implementar una política a nivel de áreas metropolitanas sobre el uso del suelo para los vehículos de transporte, y fortalecer el proceso de fiscalización del reglamento del uso de la vía.
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