viernes, 4 de marzo de 2022

Alternativas energéticas para el Transporte

El transporte consume gran parte de los recursos energéticos en el Mundo, en el caso del Perú forma parte del 40% del consumo final (aproximadamente 360 mil TJ), de los cuales la mayor incidencia proviene del Diésel (55%) y del Gas Vehicular (GNL y GNV) (15%) (Dirección General de Eficiencia Energética,, Área de Planeamiento Energético, 2018). Otra característica son las altas emisiones que produce, tanto en gases de efecto invernadero (GEI), como en contaminantes atmosféricos de extensión local, e incluso regional.

Las necesidades de desplazamiento en el transporte surgen por el desplazamiento de las personas (transporte particular o público) y de los bienes.

Fig.  1 Energía del Transporte, necesidades de desplazamiento

Las necesidades de transporte surgen por un lado por las necesidades de desplazamiento de las personas vinculadas a polos de atracción de emplazamientos como: el hogar (propio, o de familiares), la atención de servicios básicos, el uso de los espacios urbanos. El comercio y la actividad productiva constituyen los polos complementarios para el desplazamiento de personas y de bienes.

Combustibles

Los derivados del petróleo y el gas natural constituyen los combustibles de mayor demanda en el mercado mundial, debido a su alto contenido energético, y dominan, casi en exclusividad, el mercado energético del transporte debido al mercado maduro de automóviles y vehículos de carga de las diferentes cadenas logísticas. Las emisiones atmosféricas y de GEI[1] han ido reduciéndose siguiendo exigentes normativas de los mercados de países desarrollados, sin embargo, en un parque automotor antiguo, todavía se observan modelos de más de 10 años de antigüedad con un nivel de emisiones en fábrica mayores a 165 gr/km recorrido (modelos de autos 2012) (Davis, Diegel & Boundy, 2012).

El 71% de las reservas mundiales de petróleo están concentrados en los países de la OPEP[2] y el 43% de la producción del petróleo mundial es controlado por este grupo de países (Davis, Diegel & Boundy, 2012). Debido a la inelasticidad (en el corto plazo) del precio de los combustibles fósiles, las variaciones del precio del petróleo se controlan por los cambios en la producción y circuitos de exportación que realizan este grupo de países en el mercado internacional. En el caso del gas natural, el 51% de las reservas mundiales están concentrados geográficamente en los países de la OPEP, sin embargo, sólo se concentra el 18% de la producción. El Gas Natural está mejor distribuido, aunque el peso del cártel OPEP es gravitante para definir el comercio internacional de los combustibles fósiles derivados.

El Perú tiene una producción limitada del oro negro, la cantidad extraída de los pozos petroleros de la Amazonía no llega a cubrir la demanda interna, por lo que la balanza comercial es deficitaria en este rubro. En el caso del gas natural, la explotación de Camisea brinda un suministro de aproximadamente 8% al mercado nacional del Transporte (Dirección General de Eficiencia Energética,, Área de Planeamiento Energético, 2018). Según los datos disponibles, se puede deducir que la importación de hidrocarburos para el transporte bordea el 55% del consumo final de este sector.

La dependencia energética está vinculada a la inelasticidad del precio del petróleo y del gas, la cual puede cambiarse con productos alternativos, y puede viabilizarse a través inversiones de largo plazo en la creación de un mercado de energías alternativas renovables. Las alternativas que se pueden analizar son:

- Electricidad de la red con una participación mayoritaria de renovables.

- Electricidad de una red aislada con generación distribuida a partir de renovables.

- H2, hidrógeno verde, generado a partir de la electrólisis generada con recursos energéticos renovables.

- Biocombustibles, que sigue el proceso de refinación para reemplazar parcial o totalmente a los derivados del petróleo o del gas natural, a partir de las actividades de agricultura, agropecuarias y del tratamiento de aguas servidas y de residuos sólidos orgánicos. Puede iniciar la transición energética.

Pirólisis del plástico de residuos sólidos, que produce un combustible de reemplazo de los hidrocarburos tradicionales.

Vehículos

El automóvil es el símbolo de movilidad social por excelencia del último siglo. Su condición de símbolo de libertad de movimiento y de mayor estatus, han ido añadiendo otros atributos como la velocidad, la seguridad, el confort, el servicio puerta a puerta. Los vehículos con motor a combustión aprovechan del alto contenido energético de los derivados del petróleo (alrededor de 45 MJ/kg) y del gas natural. Sin embargo, debido al proceso de combustión química, alrededor del 80% de la energía se pierde con el proceso de generación de calor, en las pérdidas de los mecanismos y en la energía de fricción en la aceleración y frenado. Ciertos combustibles de origen biológico (biogás, biodiesel, etc.) pueden permitir una transición hacia la independencia del petróleo, aunque es necesario asegurar que no compiten con la seguridad alimentaria o con el cambio de uso de suelos.

Los vehículos con motor eléctrico presentan una mayor ventaja en el proceso químico, pues la energía se desarrolla a través de la electricidad, y se transmite directamente a los mecanismos del movimiento, aprovechando también la fricción de frenado para recuperar parte de la energía con un regenerador. Los vehículos con almacenamiento de Hidrógeno ayudarían a superar los problemas de independencia de trayecto, permitiendo mayores longitudes de trayecto, y creando independencia frente a la red de carga; en este caso, el motor del vehículo se convierte en un generador de energía y podría utilizarse también para compartir energía con los hogares.

Personas

Las personas están en el origen de la generación de desplazamientos. La cultura del movimiento y las formas urbanas determinarán la cantidad de energía que se utilizarán. Entre las acciones que generan el menor consumo de energía, están la caminata y los vehículos a propulsión humana (patinetas, bicicletas, entre otros). Desde el punto de vista de las personas, la reducción de desplazamientos podría producirse bajo ciertas condiciones:

- Proximidad del lugar del trabajo. 

- Mezcla de funciones (mix funcional) de los usos del suelo.

- Alternativas de teletrabajo, teleeducación, telesalud, telecomercio.

Distancias hacia los puntos de atracción urbana.

- Tejido y accesibilidad a la red del transporte público.

Conclusiones

        Las alternativas energéticas para el transporte dependerán del sistema de transporte, basado en el análisis de mayor consumo por sector o actividad.

        Los combustibles de origen fósil han dominado el mercado internacional, basados en la inelasticidad del precio del petróleo. Las alternativas se pueden componer por inversiones futuras para abrir las opciones en el mercado.

        Los vehículos de combustión interna tienen mayor preponderancia en el mercado debido a la mayor disponibilidad de marcas, y a una oferta madura y con base industrial. Los vehículos eléctricos deberán vencer la inercia y las cadenas de distribución, pero tienen como ventaja fundamental la mayor eficiencia energética y un menor costo de energía.

        Las personas pueden ser los actores de base para la reducción del consumo energético, modelando las necesidades de desplazamiento.

Bibliografía

Davis, Diegel & Boundy. (2012). Transportation Energy Data Book, Edition 31. Oak Ridge, Tennessee. USA: U.S. Department of Energy (DOE).

Dirección General de Eficiencia Energética,, Área de Planeamiento Energético. (2018). Balance Nacional de Energía 2018. Lima: MINEM.



[1] Gases de Efecto Invernadero

[2] Organización de Países Exportadores de Petróleo

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